Se acaba de publicar la orden por la que se convocan las
ayudas directas de la PAC en Euskadi. Nuevamente omite el convocante, el
Gobierno Vasco, la obligación de todo perceptor de estas ayudas, en
tanto que ayudas públicas, de acreditar que están al corriente en el
pago de sus impuestos y de sus cotizaciones a la Seguridad Social.
Para variar.
Esto ha sido objeto de nuestra crítica pública recientemente y no hay nada nuevo, salvo algo más de hastío, tanto con el gobierno como, sobre todo, con la oposición, que se muestra incapaz o sorprendentemente poco motivada para la defensa del interés general.
Lo que
queríamos destacar en esta ocasión, y por ello nos permitimos llamar la
atención de la ciudadanía sobre ello, es cómo trata el Gobierno el grave
problema del exceso de purín que produce sin cesar el actual modelo
intensivo de producción ganadera. El purín es el conjunto de deyecciones
del ganado, que, al contrario que el estiércol tradicional, que
maduraba durante varios meses antes de ser esparcido en campos y
praderas, ahora se acumula en las granjas industriales a un ritmo tal
que los depósitos previstos se quedan pequeños en seguida y deben ser
vaciados rápidamente.
El problema es que no se trata
como antes, no madura (no tiene tiempo de madurar), no pierde agua ni
amoníaco y otros gases, su flora bacteriana no se desarrolla y al final
se vierte cuando aún mantiene unas características que desaconsejan su
vertido. La impresionante carga orgánica de este residuo causa una
eutrofización galopante en masas y cursos de agua, a las que llega tanto
por vía superficial como subterránea. Destruye las comunidades animales
y vegetales de los prados donde se vierte, altera la composición
florística de los mismos (de tal forma que el ganado de diente lo
rechaza), mata anfibios, reptiles, insectos, lombrices, micromamíferos,
hongos, forraje natural… La vegetación se vuelve nitrófila, proliferan especies
indeseables, como la uztaoa o acedera… Desoxigena el agua de las regatas,
causa mortalidades en peces e invertebrados acuáticos…
De hecho la UE tiene prohibido su vertido en superficie y obliga a enterrarlo, pero el lobby ganadero-industrial ha conseguido arrancar varias moratorias concatenadas.
En Euskadi, como somos el no va más, el Gobierno Vasco dicta en esta orden recién publicada que
Decimoquinto.– Aplicación de purín en superficies agrícolas.
Durante el ejercicio 2019, en el caso de parcelas en las que la pendiente media sea superior al 20 %, con carácter general no se podrá realizar dicha aplicación mediante sistemas de plato, abanico o cañones.
¡Qué bien! ¡Por lo menos en las zonas empinadas se va a aplicar el criterio conservador comunitario!
Luego Vemos que hay una coletilla que limita algo más el ya limitado alcance de la prohibición:
No obstante lo anterior, teniendo en cuenta la específica orografía del País Vasco y el número de parcelas afectadas, se exceptuarán de esta prohibición las parcelas que pertenezcan a municipios declarados como zonas de montaña.
El razonamiento es digno de Groucho Marx: "en las zonas empinadas prohibimos verter purín en superficie precisamente por ser empinadas, pero como son zonas empinadas, levantamos la prohibición".
Il gattopardo de Lampedus, quizás?
¿Y de qué zonas está hablando exactamente? ¿De cuánta superficie? Pues nada menos que del 80 % del territorio de la CAV (el 100 % de Gipuzkoa, el 87 % de Bizkaia y alrededor del 55 % de Araba). Es decir, el Departamento de Arantza Tapia permite pasarse por el arco del triunfo las medidas de protección del interés general en este asunto en el 100 % del territorio más o menos llano y en el 80 % del resto del territorio, el empinado.
Tomadura de pelo tras tomadura de pelo, y siempre a favor de los mismos: de sus intereses electorales.
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