2019/03/25

La ciencia y la gestión del bosque

Las empresas del sector maderero organizaron el viernes pasado en Hernani una jornada en la que pretendían dotar de apoyo científico a la gestión forestal que realizan. Y, saltándonos los preámbulos en los que nada relevante se dijo, trataron de negar el carácter invasor de las diversas especies de eucaliptos con los que van cubriendo cada vez más nuestros territorios. Van cerca de 20.000 ha en 2018, con lo que ya superan a todos los robledales del país.

Tuvieron como ponente por un lado a Inés Álvarez, coordinadora del dictamen que el Comité Científico del Ministerio de Medio Ambiente dedicó a las especies del género Eucalyptus con destino a la explotación forestal y que, por unanimidad de sus 19 miembros, dictó que se deberían incluir en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, debido a su alto riesgo de invasión. Esta conclusión se respalda con casi siete decenas de referencias científicas y los informes individuales de riesgo adecuadamente desglosados para cada especie tratada.

Faltaría más, esta posición unánime de su propio Comité Científico fue rechazada por la Dirección de Política Forestal del Ministerio, diciendo que había «una actitud tendenciosa por parte del Comité Científico, en orden a emitir un juicio de valor premeditado en cuanto al carácter invasor de estas especies, presuntamente basado en criterios no científicos y en opiniones personales y políticas».

Lo mejor es que esta respuesta no la respaldó ningún comité científico evaluador u otro grupo de personas que hubiese analizado nada, sino que fue una sola persona, precisamente la siguiente invitada a la jornada de Hernani: Luis Gil, Doctor ingeniero de montes y catedrático, famoso por sus trabajos en genética forestal, que fue el único consultado por esa Dirección. Casualmente, el profesor Luis Gil, según la propia página de la Universidad a la que pertenece, entre otros encargos dirigió bajo el patrocinio de la mayor empresa peninsular de eucaliptos, ENCE (ENergia + CElulosa), una iniciativa para poblar Etiopía de eucaliptos. Pero son los científicos del Comité los que se basan en «criterios personales y políticos», no el que trabaja a cuenta de la empresa que dice ser “líder europeo en producción de celulosa de eucalipto”, este resulta de una imparcialidad intachable, no nos cabe la menor duda.

Según el defensor de los eucaliptos, sus plantaciones no pueden ser consideradas especie invasora, al no existir ni base ni consenso científico para su declaración, ni invadir espontáneamente áreas más allá de las que ocupan sus plantaciones. Se le olvidó añadir que, de los más de 50 millones de euros que hasta 2009 había gastado España en el control y gestión de las plantas invasoras, la lucha contra los eucaliptos se había llevado ya para entonces más de 35 de esos 50 millones.

Las preguntas que, como conclusión, planteó Inés Álvarez son las que dan en el clavo, pues a nadie se le oculta que existe un conflicto de intereses entre la protección ambiental y la producción forestal. 

Tenemos por un lado un cultivo de especies exóticas invasoras que, como expone el controvertido dictamen del Comité Científico, resulta nocivo para el medio natural, puesto que altera los suelos, provoca pérdida de biodiversidad y facilita los incendios. Por la otra parte dejan muy claro el criterio seguido para considerarlas no invasoras, el interés económico: el 3% de la superficie forestal española, y el 32% de la producción maderera que consumen las industrias papeleras españolas tiene como objeto de valor el famoso eucalipto. Se escudan en que el sector ligado a la explotación forestal del eucalipto supone un importante desarrollo socioeconómico en las áreas rurales, proporcionando gran cantidad de empleo, tanto directo, como indirecto, por lo que juegan un rol fundamental en el desarrollo rural de la Cornisa cantábrica.

A lo que vamos, nos están diciendo que para que una especie deje de ser exótica invasora no nos valen los argumentos científicos, basta con que se le pueda sacar jugo económico. Po lo menos queda claro el campo de juego, deberemos elegir entre los intereses económicos de unos cuantos o los de la Naturaleza que nos mantiene vivos.

Pero este argumento no debió parecerle suficiente al propio Luis Gil, pues en Hernani fue más allá en sus disquisiciones, intentándonos hacer creer que la desventura del eucalipto, como el de otras especies forestales exóticas utilizadas como cultivos leñosos, se debe a la malicia, la ignorancia y el nacionalismo verde. Y para añadir como remate que los bosques nativos fueron eliminados por nuestros ancestros y que hoy no pueden ser recuperados porque les falta el suelo que los sustentaba. 

Todo ello muy propio de alguien que se dice basar en criterios científicos...

Como intento para dar ánimos a su parroquia puede valer, como remate para una jornada que animaba a basar la gestión del bosque en la ciencia, resulta, como poco, contraproducente.


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