2019/02/25

Elecciones 2019: Política forestal y partidos políticos

A raíz de la doble convocatoria electoral de la próxima primavera, y al objeto de proporcionar a los electores y a la ciudadanía en general información cualificada, la semana pasada Naturkon remitió a todas las fuerzas políticas representadas en las Juntas Generales de Gipuzkoa y en el Parlamento Vasco un documento relativo a la política forestal, con el ruego de que lo estudien y expongan sus criterios y propuestas al respecto. 

Próximamente remitiremos un documento similar sobre la gestión de la caza y de la pesca, con el mismo ruego. 

De aquí a un tiempo recopilaremos y presentaremos cumplidamente las respuestas recibidas.


NECESIDAD DE UN CAMBIO EN LA POLITICA FORESTAL DE GIPUZKOA

Desde el otoño pasado la actividad forestal destaca en los titulares de los medios de Gipuzkoa y Bizkaia. Nuestro paisaje está enrojeciendo y se está pelando, y no solo porque los pinares están afectados por la plaga aquí y allá, sino sobre todo porque están talando de forma intensiva, con maquinaria pesada y a base de matarrasas, por mor de extraer como sea la madera del monte. Nuevamente acabarán arrastradas por el agua a los ríos y a la mar toneladas y más toneladas de tierra, aumentando la erosión y el empobrecimiento del suelo. Da igual que el terreno sea público o privado, esté en un espacio protegido o pertenezca a la Red Natura 2000.

En las políticas públicas forestales de la administración manda el sector maderero. La actividad forestal se regula en beneficio de aquél, como si la única opción para gestionar nuestros montes fuera el modelo intensivo de explotación en monocultivo de especies exóticas. No se toman en consideración los impactos ambientales a la hora de mantener, a base de inyectar dinero público, esta actividad, que cada vez resulta menos rentable para baserritarras y demás pequeños propietarios. Es escandaloso el clientelismo político que practica el PNV, siempre perjudicial para el medio ambiente. Pero por mucho que este modelo de explotación haya provocado la actual e inocultable crisis, a la que no se le atisba salida, nuestra administración continúa aferrada al mismo: reorganiza las subvenciones para la corta y promueve fumigar las masas de pino desde aeronaves con óxido cuproso sin establecer su inocuidad, así como la sustitución del pino insignis por otras especies exóticas de crecimiento rápido, como coníferas y eucaliptos. En resumen, apuntalar como sea una política organizada con el objetivo de alimentar al sector maderero. Eso y no otra cosa es lo que plantea nuestra administración ante la actual crisis ambiental.


Necesidad de políticas forestales realmente innovadoras

Este pueblo, tan adelantado y tan innovador en lo que respecta a otros sectores económicos, no abandona planteamientos propios del siglo XIX en el sector primario, sin atender a los perjuicios que la actividad humana causa al medio ambiente. En Gipuzkoa apenas quedan bosques naturales (en la CAV ya han desaparecido el 75 % de los bosques originarios), los minúsculos rodales que conservamos están en una situación deplorable, con una biodiversidad absolutamente descompuesta. Hemos llenado el territorio de plantaciones madereras, destinando a la producción de madera tanto montes privados como públicos. La responsabilidad de gestionar nuestro entorno natural y sus valores naturales corresponde a la Diputación, y por lo tanto es exigible que al menos en los montes de utilidad pública de titularidad pública y en los espacios naturales protegidos priorice otras políticas, orientadas a la restauración de un patrimonio que es de todos, recuperando el bosque autóctono (robledal, hayedo, encinar, melojar…) y abandonando al producción maderera. Pero no es el caso.

En un país con un clima y una orografía como la nuestra, el sostén del medio ambiente es el bosque. Del bosque obtenemos el agua y es el bosque el que retiene la tierra. Hemos explotado nuestros bosques desde siempre, y sabemos qué consecuencias tiene no hacerlo de forma sostenible; de hecho los hemos llevado casi hasta su desaparición. Pero no hemos aprendido nada del pasado, no hemos cambiado nuestra forma de mirar al bosque ni de entender el bosque. En los países desarrollados hace mucho que se produjo ese debate. No hay más que mirar al norte de Europa para encontrar otras políticas forestales. Utilizan especies autóctonas para las plantaciones; ni qué decir tiene que es para obtener beneficio. También tenemos ejemplos alternativos en Araba y Nafarroa.

Pero para ello también debe cambiar la industria de la madera. Hay que dar salida a la madera de más calidad y crecimiento más lento, pero eso es algo para lo que la actual industria no está dispuesta. Al parecer le es más beneficiosa la madera barata. Y es un chollo. Acaban de acumular toneladas y más toneladas, madera para varios años, a un precio irrisorio. Los propietarios están en una situación preocupante; no así la industria maderera. Recientemente han presentado los planteamientos a futuro del consorcio Basotek. Hablan de bioeconomía, bioetiquetado, economía sostenible, química verde y bioeficiencia: de “Basoa  4.0” en definitiva, una estrategia que agrupa varias áreas de I+D+i. Palabras, palabras huecas, cuyo objeto no es otro que proporcionar nuevas salidas a la madera de baja calidad que se obtiene de las especies de crecimiento rápido. Pero sin hacer la más mínima reflexión sobre los daños ambientales que genera dicha actividad. Quieren aferrarse al modelo caiga quien caiga, poniendo nuestros montes al servicio de una industria concreta. Y les sale rentable.


Más allá de la madera, todos los servicios del bosque

El bosque proporciona otros beneficios además de la madera: agua, recreo, alimento… salud. En otras palabras, nos ofrecen servicios ecosistémicos, que es posible medir en dinero. Estos servicios son mucho más beneficiosos que la madera, y pueden ser aún más rentables si cambiamos la política forestal. El colectivo de entidades naturalistas y grupos ecologistas Naturkon Gipuzkoa ha identificado los ejes y el equipo de trabajo que deberían constituir el punto de partida para ese cambio: el Consejo de la Biodiversidad. Es competencia de la Diputación poner en marcha este consejo y diseñar la nueva política forestal. La crisis que atraviesa el sector primario reclama un cambio sistémico, una modernización que asocie la explotación del medio natural con su conservación y que se ubique en el paradigma de la crisis ecológica global. Nos estamos jugando el futuro.


NATURKON Gipuzkoa


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